En resumen, es un librito muy interesante para cambiar la actitud frente a la vida, tal y como dice el enunciado.
Deja de querer cambiar el mundo. Sé tú el cambio que quieres ver en él.
Romper con los cuatro pilares actuales sobre los que se sostiene la sociedad. El trabajo, la imagen, el consumo y el entretenimiento. Es decir,una existencia materialista carente de propósito.
Cuanto más despilfarramos en protegernos, mayor miedo nos tenemos los unos a los otros, de ahí la frase:
Quien tiene miedo sin peligro, se inventa el peligro para justificar su miedo. En esto son unos expertos los americanos.
Por mucho que nos enfademos y quejemos, las cosas van a seguir a su ritmo. Como ejemplo, el tráfico.
En esencia, nos causa tensión estar en el presente queriendo estar en el futuro. La impaciencia nos indica que no estamos a gusto con nosotros mismos, lo cual es una muestra de desconexión interna, tapando este dolor con las drogas que todos conocemos, tales como la televisión, fútbol, videojuegos, alcohol, antidepresivos, etc.
Lo cierto es que encontrar la felicidad dentro de nosotros no es fácil, pero es imposible encontrarla en ningún otro lugar.
Ya debemos saber a estas alturas que una vez conseguido "eso" que tanto anhelamos y una vez se desvanece esa euforia inicial, sufrimos por perderlo, no siendo felices ni con ello ni sin ello.
Ser felices debe ser en el momento presente, sintiendo que todo está bien y que no nos falta de nada.
Como dijo San Agustín, no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
Porque la riqueza material es como el agua salada, cuanto más se bebe, más sed da.
En cuanto a lo personal, nos invita a ser nuestro mejor amigo, antes de cultivar una amistad sana con otras personas.
En cuanto a lo global, sabemos que contamos con la tecnología suficiente para obtener energía de una manera limpia, abundante y sostenible, pero los grupos de poder cuentan con la influencia necesaria para hacernos creer que el actual estado de las cosas, es el único posible, prolongando así su existencia y evitando la transformación necesaria para el bienestar de la mayoría...
Pero volviendo al ser, insiste en que mientras no descubramos quienes somos, no podremos reconectar con la fuente de bienestar que está en nuestro interior, para poder continuar hacia un propósito superior.
Podemos empezar en no ver los problemas como tales, sino como un proceso sin solución, con un comienzo y un final.
En este cambio dejamos de comportarnos según nos dicta el ego y nos enfocamos hacia el bien común, así recibiremos lo que damos. Es una ley universal.
De esa manera dejaremos de sentirnos vacíos, porque aunque tengamos confort y seguridad, seguimos sintiéndonos esclavos de nuestros miedos e inseguridades, aunque tengamos más cosas.
Conquistemos nuestros pensamientos. Así nos daremos cuenta que no seremos felices cuando cambien nuestras circunstancias, sino que nuestras circunstancias empiezan a cambiar en la medida que aprendemos a ser felices.
Para terminar una pequeña fábula:
Cuando era niño quería cambiar el mundo. Cuando era joven quería cambiar mi país. Cuando era adulto quería cambiar a mi familia. Y ahora que soy un anciano a punto de morir, he comprendido que si hubiera cambiado yo, habría cambiado todo lo demás.