11 de septiembre de 2023

El caso Rubiales.

Antes que pase más tiempo, dejo una crónica para la posteridad sobre este caso, aunque no sea exactamente lo que quería expresar, ahí va eso.

De cómo, según el momento, nos siguen utilizando para sus intereses.

La manera de deshacerse de alguien con cualquier excusa (en este tiempo tan de moda, el machismo).

Aunque no parezca creíble, trataré de ser lo más objetivo posible,  porque a mí este señor, no tengo nada contra él, me importa un pimiento como personaje, ¡Ojo! No como persona.

Un tipo que ha hecho por la federación española de fútbol bastantes cosas. Aunque resulten prácticas, digamos, algo mafiosas, las que utiliza, el caso es que, desde el principio de los tiempos, siempre ha existido la fórmula de conseguir cosas sin escrúpulos, y, para ésto amigos, todo el mundo no vale.

Pero mira tú por dónde, que en un arrebato de alegría porque su selección, por la que había trabajado, va y le da un beso a una jugadora, ó va y se tira mano del paquete, en una acción típica, cuando estás siendo superior al rival, y, que le tire la primera piedra quien no lo haya hecho nunca, ó algo similar...

En fín, el caso es que el tipo en vez de salir airoso, diciendo que pide perdón y que por ese motivo dimite, va y se agarra al puesto como un león enjaulado, y empieza el circo.

No me gustaría verme en su situación, cuando va por la calle y le siguen los paparachi ó los que están buscando cualquier excusa para insultarte ó desahogarse contigo, aunque no tengan ni idea, de que va el tema.

Cómo el seleccionador de la selección femenina explica, sin perder la compostura, que a él también lo han cambiado por una seleccionadora, porque ahora que está lo difícil ya hecho, ya no es necesario, y, vamos a ver que hace un hombre dirigiendo un equipo femenino, etc...

Fín de ciclo. Pero hay maneras menos llamativas de llegar al mismo sitio, sin hundirle la vida a nadie.