25 de noviembre de 2012

Los hombres de Dios.

No hay más que pasar unos días en un monasterio benedictino, compartiendo la vida con los monjes, para comprender la sencillez con que es posible vivir y ser feliz. Agradezco el trabajo de estos hombres cuya vida dedican a la oración, que hacen, que un aurea de energía positiva se derrame desde su humilde lugar de estancia por todos los rincones. No poseen nada de valor, y, lo poco que tienen es para vivir. No trabajan por un salario. Sólo aspiran a tener para comer y no pasar frío, para poder seguir sirviendo a Dios, y, por ende, a todos nosotros...
Sí, estoy seguro de que toda esas oraciones rogando por nosotros tienen sus efectos. De hecho, si no fuera por ellos, no tengo muy claro donde estaríamos a estas alturas de la película.
Sólo debemos colaborar un poco, ayudándonos los unos a los otros. No es necesario ponerle la cuchara al prójimo en la boca, pero tampoco se la quitemos de un manotazo... A buen entendedor...

24 de noviembre de 2012

Una de Dios.

Es una lástima que sólo nos acordemos de Dios cuando lo pasamos mal. No es paradójico que se hayan incrementado la venta de publicaciones relacionadas con autoayudas y sobre religión  cuando la gente está más necesitada de consuelo, cariño y por supuesto de PAN.
Gracias a Dios, y, a pesar de lo mal que lo están pasando muchas familias, los servicios sociales y las organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro (¿?) se están portando hasta el momento y cubren muchas necesidades en las familias más necesitadas...
Hago un inciso para comentar que tanta gente que ganó dinero en los días que habían vacas gordas y que lo derrocharon comprando inmuebles ó cosas que en circunstancias normales no podrían hacerlo, en vez de ser humildes y adaptarse a su situación, por si acaso.
Y, por si acaso llegó, dando lugar a las lamentaciones y a  los por favor, déjame dinero para comer... Pero, vamos a ver,  si tú mismo te reías de mí por el poco salario que ganaba.
Sin embargo, hoy en día (hasta la fecha) no me falta que comer, y tengo un techo bajo el que cobijarme. Simplemente porque estaba preparado para lo que pudiese venir...
En fín, como decía, ahora todo el mundo se acuerda de Dios, para lo bueno y para lo malo, aunque el amigo siempre ha estado ahí.
 Me viene a la memoria una frase que leí el otro día :
" Señor cuando todo me iba bien veía tus pisadas delante de las mías por la arena, y, ahora que todo me va mal sólo veo las mías."
 Sin embargo,  Dios le contesta :
" No te equivoques, las pisadas que ves son las mías. A tí te llevo en brazos".
 
Dejémonos de hipocresías. De echar las culpas a los banqueros y a los políticos de lo que nos pasa. (Que todo sea dicho de paso, no son inocentes, debiendo, en mi opinión dejarse de tanta opulencia en esta situación y bajarse a la tierra con todos los demás, siendo los primeros en dar ejemplo de humildad y recortándose sus grandes sueldos en deferencia de todos, sólo para empezar, terminando  por marcharse muchos de ellos, no por nada, sino por inútiles y antiprofesionales).
Esta no es tanto una crisis económica, que lo es, sino una crisis de moral. Sí has leído bien.
La falta de moralidad, el egoísmo, el yo primero y luego mi familia, y lo que sobre también para mí, nos ha llevado a este desmoronamiento de la sociedad en muchas de sus facetas, como la falta de valores.
"No te ayudo porque no me da la gana y porque no te conozco y porque tengo que ver la televisión, ó llevar a mis hijas a sus actividades ó ver el partido de fútbol, que es muy importante, porque, claro son los cuartos de final y de ahí sale el mejor de dos ..."
Es una vergüenza global que estamos pagando todos. A todos nos salpica.  A TOOOOODOS, sin excepción...
Así como dije hace unos años la que nos venía encima, también digo ahora, que de esta salimos. Está escrito, siete años de vacas gordas y siete años de vacas flacas, pero bueno, de esto hablamos otro día, con el título : "Toca reinventarse a los más espabilados para que los otros puedan trabajar..."