Este libro que me han recomendado es un tocho similar al Quijote. Muy interesante y plagado de estadísticas y gráficas para defender (valga la redundancia) el título del manuscrito. No obstante, cuando iba por el 20% del libro, cogí las de Villadiego y empecé a ojearlo hasta el final. Debo reconocer, y con éste libro lo confirmo, que ya no me apetece leer libracos por buenos que sean.
Y dicho ésto, merece la pena sintetizar lo que más me ha gustado.
En líneas generales, nos vende el hecho de que vivimos mejor que nunca, más que le pese a muchos. Me gustó su ejemplo en el que afirma que ésta es la primera sociedad de la historia en la que hay obesidad entre la gente más pobre. Refiriéndose, claramente, al primer mundo.
Nada más empezar, contesta a la siguiente pregunta de una estudiante:
-¿Porqué debería vivir?
Y le dice:
-En el acto de hacer esa pregunta, estás buscando "razones" para tus convicciones...El resto, para mí, no hace falta explicarlo.
...Seguimos...
Si la abolición de la esclavitud y el castigo cruel no es progreso, entonces, nada lo es.
Mientras "TODO" lo malo no se esfume, siempre habrán incidentes para llenar noticiarios, sobre todo cuando millones de smartphones convierten a todo el mundo en reporteros.
Casi todos estamos de acuerdo en que la vida es mejor que la muerte, la salud sobre la enfermedad, el sustento preferible al hambre, etc. Todo ésto se puede medir. Si ha aumentado lo uno sobre lo otro, ésto es progreso.
A mediados del siglo XIX eran necesarios 25 hombres durante un día entero para cosechar una tonelada de grano. Hoy día un solo hombre con una cosechadora hace el mismo trabajo en 6 minutos.
Me encantó su paradoja del valor, donde nos explica como todos tenemos acceso a un frigorífico de 500 euros, pero nos pone en la tesitura de renunciar a la refrigeración por un precio que pongamos... Y me dije cuanto estaría dispuesto a que me pagasen por no disponer (por ejemplo) de una cerveza fresquita en verano. No hay precio que valga...
Yo lo dejé por aquí, pero así se pasa todo el libro, para incidir en que el conocimiento es mejor que la superstición y la ignorancia.