31 de mayo de 2018

Google Actívate.

Estas jornadas organizadas por Google, a través de la Fulp de Las Palmas de GC, han sido muy provechosas. Me han servido para actualizarme y sobre todo ponerme al día en la materia que se impartía. Búsqueda de empleo y marca personal con las herramientas actuales. 
Me gustó también, porque quién impartía el curso tenía su roll de coach muy bien aprendido. Utilizó muchos clichés, pero para quien no los conociera les resultarían estupendos, como a mí antes de volver a escucharlos.
En general, me sirvió para ver el ambiente que busca este tipo de cursos, universitarios y recién licenciados en busca de su primer empleo, ó buscando técnicas de como emprender, que es lo que yo defiendo. Lo cómodo es que nos llamen a trabajar, si somos muy buenos, ó sacar oposiciones para garantizarnos un sueldo fijo en contra de nuestro desarrollo profesional y a la larga, no cubrir las espectativas que nos hagan felices en nuestro trabajo.

De ahí que muchos profesores, policías ó bomberos, que son ingenieros de carrera, trabajan en profesiones que son, ante todo, vocacionales, y que muchos de estas personas supercualificadas, desarrollan, porque no encuentran lo que realmente les gusta.



21 de mayo de 2018

Felicidad. Yu Dan.

Esta autora china nos narra en este librito "Confucio para el alma o las claves milenarias para ser feliz". Pasamos a sintetizarlo.
Por más que una sociedad alcance su máximo florecimiento material, las personas que en ese momento estén disfrutando del resultado de esa eclosión pueden seguir teniendo problemas espirituales.
Nos falta poner el espíritu al servicio del cuerpo y no doblegarnos por comer y vivir mejor humillándonos a terceros.
Considera que sólo con no imponer a otros lo que no queramos para nosotros tendríamos una vida más que suficiente.
Nos anima a preocuparnos por los demás, para ser más bondadosos. Y a entender más a los demás para ser más sabios.
Cuando nos ocurra  algo desafortunado, lo mejor es dejarlo pasar, para ahorrarnos un montón de tiempo, que podemos aprovechar en otras cosas.
Insiste en mantener la actitud positiva para poder pasarlo bien en las mismas circunstancias que a otros se les va el tiempo quejándose y encontrando defectos por doquier.
Dice que si una persona es capaz de entender razones y tú no se las das, eso es "desdeñar a la persona". No está bien. Por otro lado, si tienes delante a alguien incapaz de escuchar y empiezas a razonar  con ella, eso "desdeñar las palabras". Y eso tampoco está bien.
Tan malo es pasarse como no llegar. Nos narra la parábola, que ya conocemos,  de los puercoespines, que si se alejaban mucho pasaban frío, pero si se acercaban demasiado se pinchaban.
Cómo dije en un artículo anterior, no me resulta tan diferente esta filosofía como la occidental. Al final se encuentran.
Nos habla también del amor, y yo hago hincapié en el amor de los padres a los hijos, que es el único que tiene como objetivo la separación, pues el mayor deseo de los primeros el que sus hijos se conviertan cuanto antes en individuos autónomos y sigan su camino separados de ellos. Cuanto antes sea esa autonomía, mayor es el triunfo. Hoy en día no vemos eso, más al contrario. De ahí los casos sangrantes que oímos en los medios.
Pensar más, reflexionar más, escuchar más, observar más, hablar con precaución; la ventaja de actuar así es "dejar de arrepentirse de las obras" : lo ayuda a uno a tener menos que lamentar luego, pues no hay medicina en el mundo que cure el arrepentimiento. 
En este mundo, las tres cosas más difíciles de recuperar son la flecha disparada, la palabra dicha y la ocasión perdida.
Nos dice que si queremos comprender a alguien, no tenemos más que observar su círculo de amistades, y eso nos dará su escala de valores. Tengo algunas lagunas con respecto a ésto, pero nos puede servir a grosso modo.
Nos habla de los tres amigos que te agrandan ( el recto, el veraz y el informado), y de los tres amigos que te empequeñecen ( el adulador, el falso y el charlatán).
Nos advierte que para luchar con los demás, mejor es luchar con nosotros mismos, buscando la manera de mejorar nuestras cualidades y formación.
¿Qué podemos hacer para deshacernos del miedo y no angustiarnos? Pues encontrar en nuestro interior un remanso que nos de un respaldo en el que apoyarnos para toda la vida. Sin necesidad de altos ideales, poder ó dinero.
En su última parte, nos dice que a medida que vamos cumpliendo años, deberíamos ir asentando la confianza en nuestro propio espíritu. Aprendiendo a vivir restándonos cosas materiales y vanales. Olvidándonos de los conocidos a los que no tenemos ganas de ver, negándonos a hacer las cosas que no queremos hacer, dejando de querer el dinero que no pensamos ganar. Cuando tengamos el valor de renunciar y sepamos como hacerlo, estaremos cerca de ese estado de "no dudar". Acercándonos al "Justo Medio". 
Por más que el mundo esté lleno de injusticias y defectos, tenemos que ver la armonía en las cosas y adaptarnos para ser felices.








15 de mayo de 2018

La fábula de los clavos en la valla.



Cierto día, un padre le dijo a su hijo, que solía enfadarse continuamente por cualquier motivo, que fuera clavando un clavo en una valla del jardín, cada vez que se enfadara. 
El niño a regañadientes aceptó, pero un día comprobó que no cabían más clavos en la valla, por lo que no le quedó más remedio que empezar a controlarse si quería quitarlos. Hasta que un día, consiguió quitarlos todos y se lo dijo a su padre. Y éste le dijo:
-Mira, hijo mío, has arrancado hasta el último clavo, pero los agujeros han quedado para siempre. Cada enfado con nosotros ó tus amigos, era un agujero que nos hacías en el corazón. El clavo se saca, tú puedes disculparte, pero el agujero ya no desaparecerá nunca.
Así pues, la moraleja que yo quiero entresacar en esta ocasión es la de que intentemos no enfadarnos, en la medida de lo posible, ó al menos dejar los menos agujeros posibles durante nuestra vida.

Esta moraleja está sacada del libro "Felicidad", de Yu Dan, en la que extracta la filosofía de Confucio, y,  de la que próximamente escribiré un artículo, pues me está resultando muy interesante y quisiera  compartir en este blog.




9 de mayo de 2018

Nada es tan terrible. Rafael Santandreu.

Como comentaba en el artículo anterior, toca hablar de este librito de Santandreu. Destaco la tercera parte que habla de la psicología conductual y mindfullness. Pero sobre todo su último capítulo. "Una última lección de sabiduría emocional". Muchos cambiarían la palabra emocional por espiritual, pero este señor es partidario de la Ciencia más que de la Espiritualidad. Y yo cada vez estoy más con él. Bueno, al tajo.
Nos habla, entre otras cosas muy interesantes en la teoría, del núcleo afectivo de la pareja. Que debemos vivir por esa persona que queremos y con la que convivimos, aunque creo, que actualmente nuestro autor no tiene pareja estable, por lo que no puede predicar con el ejemplo. 
Fundamenta la unión de una pareja en  que si se quieren y se aman, se apoyan y se miman, eso será el fundamento de su unión.
Nos dice que un buen psicólogo no puede atender a alguien de la familia ó alguien muy cercano afectivamente, porque no sería objetivo, y le doy la razón.
Y en general un repasito a lo que ya nos ha instruído en sus libros anteriores. Nada desperdiciable.
Pero voy a dedicar el resto del artículo a algo que ya venía diciendo en ocasiones anteriores. Meditar tal y como nos lo venden es imposible ó muyyyyy difícil. Todo lo más el famoso mindfullness, ó atención al presente, en este caso, de tercera generación, como nos lo quiere vender el autor. Y yo lo compro.
El producto se llama "Dejar pasar el rayo" y consiste en no darle bola al diálogo interior inservible y aceptar el flujo de las emociones negativas. Intentar huir de ellas causa el efecto contrario. 
Y es que todo ese diálogo interior quiere hacernos sentir mejor con respecto a lo que ocurre para controlarlo. Juzgando, lamentándonos y decidiendo que hacer al respecto, para hacernos sentir más seguros. Pero tanta rumiadura acaba siendo una maldición, nos vuelve obsesivos y nos impide disfrutar del presente, porque acaba siendo un loco generador de miedos, contradicciones y confusión.
Nos evitaríamos traumas dejando pasar el rayo. O sea, dejar pasar esos pensamientos negativos sin identificarse con ellos. De esta forma pasarán en unos minutos. Minimizarlos puesto que es imposible eliminarlos por completo.
Lo mismo ocurre con las emociones, como el miedo.
Para ello, nos tenemos que poner en la posición de observador. No contestar a la cháchara de la mente. Y dejar que las emociones negativas atraviesen nuestro cuerpo. 
Esperar a que pase la tormenta, aceptar, no dar credibilidad, observar desde la distancia, no identificarse y dejar pasar.