24 de mayo de 2017

Apóstatas

Dícense de los que reniegan de su fé. Pero no especifica cómo ni porqué. En el caso del misionero Ferreira, evangelizador en Japón, y llevado al cine por Scorsese, en su última película titulada "Silencio", nos narra cómo es obligado a apostatar de su fé, para no ser torturado hasta la muerte. 
Sin embargo, ésto mismo le sucedió en España a los judíos que no se convertían. 
El peso de la religión, sobre todo en las clases más deprimidas, que buscan algo a lo que agarrarse, porque no tienen otra cosa a la que hacerlo, hace que mueran por creer en algo que unos extranjeros del otro lado del mundo, les meten en la cabeza, como salvación a sus miserables vidas.
Par muchos,  la religión, ha sido su fuente de vida,   a lo largo de la historia.
Para unos más que para otros, claro está.
Esta historia que llega a su fín, porque vemos, como cada día, la gente se aleja más de la Iglesia, en todas las partes del mundo, aún a costa de no saber a qué agarrarse, salvo pasarlo bien y ser feliz.
No ven que haya  nada más allá de ésto. Y en mi  opinión, es porque hemos pasado a un estatus superior. No se necesita un mendrugo de pan, ó la promesa de la salvación de la Iglesia, para sobrevivir hoy en día.

Me resulta curioso, también, en la película "La última tentación de Cristo", del mismo director, como reconoce en Jesús, a un hombre normal de la época, revolucionario, como tantos otros, que se hizo querer y odiar por su pueblo, porque al final todo quedó en palabras; Y qué hubiese pasado si hubiese seguido su vida como cualquier otro hombre, en vez de haber  sido crucificado como otros 3.000 en el Cólgota. 
Pero en su caso, Pablo "el evangelista", entre otros, gracias a su antecesor, continuó con su lucha, que en vez de usar hachas contra la opresión, usaba el concepto del "amor", como lucha de los indefensos ante los opresores. Cómo los mártires, a través del tiempo, han quedado en la memoria de una religión, que a su vez, usó el hacha, para someter en muchas ocasiones, como en las cruzadas ó como dijimos antes, la inquisición.
Razón tenía Jesús, cuando le dijo a Pilatos, que su reino no era de este mundo, al decirle que el imperio Romano llegaba a su fín, para dar paso a la Edad Media (oscuridad) donde predominó el cristianismo como poder imperante, casi hasta la fecha actual. Menos mal que algunos  hombres, pese al yugo eclesiástico nos han hecho evolucionar.
Nos sigue quedando la duda de que hay detrás de la muerte, pero no porque Cristo lo dijese en nombre de su padre, sino, porque de todas maneras ya estaba ahí. El hecho de ser buena persona ó no durante nuestra vida como hombres, nos pasará factura, seamos ó no creyentes en algo eterno, porque está innato en nosotros. Los valores que inculcaba Jesús, son obvios para poder convivir mejor como seres humanos y no como bestias.