2 de febrero de 2024

Las casualidades no existen. De Borja Vilaseca.

 


 "Espiritualidad para escépticos" es la segunda parte del título para este libro, y le pega mejor.

Me recuerda a otros libros donde hay un batiburrillo de cosas redactadas, de forma exquisita, eso sí.

Al principio, el autor me ha parecido un mercachifles de tres al cuarto, promocionando su mercancía para luego venderla, pero debo reconocer que me ha alegrado equivocarme al respecto. Es cierto que al final del libro te deja abierta la puerta a diversos talleres que gestiona, pero créeme si te digo, que si aprovechas bien esta lectura, te vas bien servido.

De hecho, a mí me ha solucionado mi papeleta espiritual. Al final te recomienda la meditación como herramienta de sanación, pero la ves con otros ojos.

Además me ha dejado la puerta abierta a otra ciencia, que es "la aceptación".

Pero bueno (recuerden que solo escribo artículos sobre libros que me gustan), voy a sintetizar escuetamente lo que más me ha gustado. Aunque, ya te digo, que vale la pena leerlo.

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Lo que pensamos que no debería suceder, sí debería suceder. Por eso sucede.

Luchar contra la realidad es inútil. Desear que las cosas sean diferentes a como son, es un deseo imposible. Y la razón por la que seguimos intentando cambiar la realidad es porque no sabemos cómo dejar de hacerlo. Sólo cuando estamos saturados de sufrimiento es cuando el foco de atención cambia de fuera a dentro. Se puede denominar "El despertar".  

Un síntoma de que hemos despertado es darnos cuenta de que nosotros somos la persona más conflictiva de nuestra vida, porque el resto de relaciones vienen a ser como un espejo en el que nos vemos reflejados. Esto pasa con la gente que nos saca de nuestras casillas, por ejemplo. Las consideramos tóxicas e intentamos alejarnos, pero en realidad son de las que más podemos aprender. Esto se debe a que el Ego ajeno despierta el nuestro.

Según Gerardo Schmedling, del que hablaremos próximamente, del mismo modo que terminamos respetando las leyes de tráfico cuando nos cansamos de pagar multas, cuando nos saturamos de sufrimiento comenzamos a obedecer las leyes del Universo.

De hecho, "Aquello que no somos capaces de aceptar es la única causa de nuestro sufrimiento". Dicho de otra manera, "La causa de nuestra infelicidad es nuestra incapacidad de aceptar y fluir con lo que ocurre".

Para terminar, un dicho Hindú que, si mal no recuerdo, ha puesto en varios de sus libros, y con el que estoy totalmente de acuerdo, sobre todo en el tema que nos atañe:


Al final todo sale bien. Y si no sale bien, es porque todavía no es el final.