17 de enero de 2024

Al carajo de Mark Manson.

 

Cuando ya pensé que lo había leído todo sobre la materia, cae en mis manos este manuscrito cuyo título original es: "El sutil arte de que te importe un carajo", un enfoque disruptivo para vivir una buena vida. Un título poco afortunado para una obra magistral, siempre desde mi punto de vista.

Aunque fuese inventada, ó al menos comercial, su experiencia vital llevada a este libro, que por primera vez, enfoca, por lo menos así lo veo yo, en su parte final, que nada importa porque vamos a morir, y ésto es una realidad, pero el planteamiento no te deja indiferente.

El dejar de ser tan egocéntricos y pensar en conjunto y en la manera de ayudar y hacer felices a los demás, porque lo contrario es un error que ya nos está pasando factura. Estoy de acuerdo. 

Y es que vamos como cochitos de choque, golpeándonos con todos sin ir a ningún sitio. 

Me encanta su historia final donde se acerca a un precipicio, donde va notando, a medida que se acerca, que su final está muy cerca si sigue en esa línea. Te pone los pelos de punta...

La frase de Mark Twain: "El temor a la muerte deriva del temor a la vida, puesto que alguien que vive plenamente está preparado para morir en cualquier momento".

Su lección primaria: No hay nada que temer nunca. Recordar continuamente la mortalidad le mantiene esa consciencia en el punto focal de su mente.

De mi cosecha: El llegar de cualquier manera pero llegar, lo podemos conseguir casi todos. Es decir, por mucho que unos sufran, trabajen, se esfuerzen más que otros es inversamente proporcional a conseguir más ó menos que los otros, pero al final todo se consigue, y luego ¿Qué?...

La elección de tus propios valores en la vida, ya te convierte en alguien importante.

Bueno, y esto es sólo de su último capítulo titulado ... Y después mueres.

O sea, esta conclusión (acertada) te la cuenta después de 8 capítulos donde nos recuerda lo falibles y limitados que somos, que no podemos ser siempre extraordinarios, que a veces, somos perdedores y esto no es siempre justo ni tu culpa. Aprender a reconocer nuestras limitaciones y aceptarlas. A abrazar nuestros temores y faltas, y, una vez que dejemos de huir empezar a confrontar las verdades dolorosas y encontrar el perdón que buscamos.

Bueno, un manuscrito fantástico, que tengo que volver a leer y que, reconozco, no aporto más porque de verdad, considero que debes leerlo.