6 de febrero de 2024

Aceptología. Gerardo Schmedling.

 

Como dije en el artículo anterior, gracias a Borja Vilaseca he conocido al autor de referencia.

Es un poco místico, pero aplicable y práctico si no le pones muchas trabas.

Me ha fascinado su módulo sobre la ciencia que estudia la aceptación. La Aceptología como la llama, es una herramienta fantástica para acabar con el sufrimiento, porque según nos cuenta, aquello que no soy capaz de aceptar es la única causa del sufrimiento. Es importante no confundir la resignación con la aceptación. En el primer caso aceptas algo que no comprendes, en el segundo caso sí lo comprendes, y lo aceptas. 

También nos asegura que la única persona que puede hacerte feliz eres tú mism@. Para ello hay que aceptar la realidad de la vida como un orden perfecto, valorando lo que la vida te da.

Necesitas renunciar a idealizar y trabajar con la realidad del Universo, por ende tu propia realidad.

La secuencia de la liberación pasa, y en este orden,  por:

Creer en el Orden Universal (Religión con la Fé).

Saber ciertas cosas (Ciencia).

Saber vivir con el Orden Universal (Sabiduría).

No sólo seguir ese Orden sino respetarlo (Aceptología).

Adaptarse al Orden Universal (Maestría).

No cometer el error de querer cambiar la realidad externa, sino la interna.

Los problemas del ser humano son sólo cuatro:

1-De relaciones humanas por no saber respetar, compartir e integrarnos.

2-Problemas de salud por no saber manejar ni aceptar nuestro cuerpo físico.

3-Problemas económicos por no aceptar el destino de las personas y querer interferir.

4-Problemas de ubicación por no saber adaptarme al lugar que me corresponde. Y ésto vale para todo. El hogar, el trabajo, el país, el planeta...

Y todos ellos suceden por no aceptar el Orden Perfecto del Universo.

Cuando seas capaz de amar y respetar a todos los seres del Universo, verás la vida como es. 

¡Eso se llama despertar!

Para poder aprender debes entrar donde está todo lo que tú permites que te hiera. Así puedes reconocer tus limitaciones y trascenderlas.

Por tanto:

Mantener la paz interior, a pesar de lo que afuera pueda suceder te hace feliz.

Actúa donde estás y hazlo lo mejor que puedas.

Si no puedes evitar el pensamiento (y no puedes),  piensa siempre lo mejor nunca lo peor.

De nuevo insiste en dejar de ofrecer resistencia a la vida, para que ninguna fuerza pueda ir en contra tuya. Ese es el secreto de la aceptación. Entender que jamás podrás perder algo que no necesitas.

Dejemos de querer ser buenos con los demás. Si no he aprendido a solucionar mis problemas, ¿Qué puedo ofrecer a los demás? Sólo mis limitaciones, mis problemas y mi ignorancia. Por tanto, por donde hay que empezar... Por mí mismo, ese es el punto de comienzo de todo.

Cada uno de nosotros es importante para sí mismo; no para los demás... Si comprendes ésto, puedes empezar a querer a otro como a tí mismo.

Cuando no aceptas a alguien/algo por cualquier motivo, yo tengo el problema por no aceptarlo como es. Si alguien comete un delito, es un problema de él, no mío. Si lo juzgo, tengo un problema de no aceptación y ese si es mi problema. El rencor como como pensamiento de venganza no causa daño a nadie sino es a mí mismo, y ésto me impide ser feliz.

Generar la experiencia de no tenerle miedo a nada y poder tener paz interior pasa por aceptar la realidad tal cual es. ¿La acepto? Pues no tengo porqué sufrir.

Y por último, si no puedes hacer lo que quieres dedícate a querer lo que haces. 




2 de febrero de 2024

Las casualidades no existen. De Borja Vilaseca.

 


 "Espiritualidad para escépticos" es la segunda parte del título para este libro, y le pega mejor.

Me recuerda a otros libros donde hay un batiburrillo de cosas redactadas, de forma exquisita, eso sí.

Al principio, el autor me ha parecido un mercachifles de tres al cuarto, promocionando su mercancía para luego venderla, pero debo reconocer que me ha alegrado equivocarme al respecto. Es cierto que al final del libro te deja abierta la puerta a diversos talleres que gestiona, pero créeme si te digo, que si aprovechas bien esta lectura, te vas bien servido.

De hecho, a mí me ha solucionado mi papeleta espiritual. Al final te recomienda la meditación como herramienta de sanación, pero la ves con otros ojos.

Además me ha dejado la puerta abierta a otra ciencia, que es "la aceptación".

Pero bueno (recuerden que solo escribo artículos sobre libros que me gustan), voy a sintetizar escuetamente lo que más me ha gustado. Aunque, ya te digo, que vale la pena leerlo.

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Lo que pensamos que no debería suceder, sí debería suceder. Por eso sucede.

Luchar contra la realidad es inútil. Desear que las cosas sean diferentes a como son, es un deseo imposible. Y la razón por la que seguimos intentando cambiar la realidad es porque no sabemos cómo dejar de hacerlo. Sólo cuando estamos saturados de sufrimiento es cuando el foco de atención cambia de fuera a dentro. Se puede denominar "El despertar".  

Un síntoma de que hemos despertado es darnos cuenta de que nosotros somos la persona más conflictiva de nuestra vida, porque el resto de relaciones vienen a ser como un espejo en el que nos vemos reflejados. Esto pasa con la gente que nos saca de nuestras casillas, por ejemplo. Las consideramos tóxicas e intentamos alejarnos, pero en realidad son de las que más podemos aprender. Esto se debe a que el Ego ajeno despierta el nuestro.

Según Gerardo Schmedling, del que hablaremos próximamente, del mismo modo que terminamos respetando las leyes de tráfico cuando nos cansamos de pagar multas, cuando nos saturamos de sufrimiento comenzamos a obedecer las leyes del Universo.

De hecho, "Aquello que no somos capaces de aceptar es la única causa de nuestro sufrimiento". Dicho de otra manera, "La causa de nuestra infelicidad es nuestra incapacidad de aceptar y fluir con lo que ocurre".

Para terminar, un dicho Hindú que, si mal no recuerdo, ha puesto en varios de sus libros, y con el que estoy totalmente de acuerdo, sobre todo en el tema que nos atañe:


Al final todo sale bien. Y si no sale bien, es porque todavía no es el final.