El título de esta entrada se debe a un pensamiento que tuve la otra noche ,cuando me fui a dormir y no pude. No sé si todavía extraño mi antigua vivienda, pero me cuesta dormirme en la nueva, a pesar de estar cansado.
Sin embargo, pensé que a lo mejor el espíritu de los antiguos dueños que ya fallecieron me rondaban por encima de la cama ó yo que sé...
El caso es que me planteé el hecho de que ya estuviese muerto y no lo supiera. Todos los días la misma rutina, apenas invariable por algún que otro sobresalto que muchas veces lo provocamos nosotros mismos.
Tropezamos con la misma gente, a la hora indicada, las actividades habituales, la visita a los abuelos, etc.
¿Como sabemos que no estamos muertos? Y si lo estamos, ¿Cómo lo sabemos? El hecho de que nadie haya venido del más allá a decirnos lo bien que se está ó no, me plantea esta serie de preguntas, a las que aún sigo sin poder dar respuestas.