Cada uno de nosotros cuenta con temas personales que se repiten y pueden llegar a formar complejos, que son los temas de vida alrededor de los cuales gravitan nuestras preocupaciones personales. Ese punto débil se puede convertir en un punto de atracción propicio a la creación de símbolos, los cuales forman la sincronicidad, que ofrece un sentido general en el curso de nuestra existencia. Por ejemplo, si creemos que la gente nos tiene en cuenta, cuando no es así, nos lo llegamos a creer (Comparaciones paternales). Somos los creadores de nuestra desdicha y por tanto de nuestra felicidad. La sincronicidad es la coincidencia entre la realidad interior y la exterior. Todo parece estar vinculado a todo, como si materia y espíritu formaran un solo árbol. En períodos de incertidumbre y bloqueo personal estamos predispuestos a vivir una sincronicidad. Aquello que uno no quiere saber de sí mismo, acaba siempre llegando del exterior y tomando forma de destino. Debemos tener claro que racionalidad y creatividad van de la mano. Como ejemplo, diremos que, no se enamora nadie que esté satisfecho de lo que tiene y de lo que es. El amor nace por la imposibilidad de encontrar en la vida cotidiana algo que valga la pena. Si estamos abiertos al amor lo estamos a los cambios y la sincronicidad. Teniendo en cuenta que la sincronicidad podemos definirla como misteriosa coincidencia cargada de sentido.
21 de octubre de 2013
18 de octubre de 2013
Un poco de Santandreu.
Este librito que ha caído en mis manos por casualidad, aunque creo que las casualidades no existen, como ya he dicho anteriormente, resume en pocas palabras, la realidad de personas como yo, que bajo la neurosis que nos toca vivir en nuestra época actual padecemos. Seguimos en crisis. Prácticamente desde que nació este blog, siempre tengo que decirlo. Sin embargo, en este librito editado sobre 1985, comenta cosas que realmente están pasando ahora. La gente no ha salido a la calle con picos y palas, porque, como los animalitos del zoo, encerrados, tienen comida y techo por el que no preocuparse. El bienestar social se resume en que el Estado gaste más en Sanidad y pensiones. Mi teoría de que aunque salgamos de la crisis, no habrá trabajo para todos, porque práctimente todo el sector industrial está robotizado, se convierte en realidad. En un futuro cercano, la gente que no trabaje tendrá al menos una ayuda estatal para vivir. Abramos los ojos, la mayoría de personal no cualificado está siendo sustituído por robots. Las fábricas se remodelan con máquinas nuevas mientras despiden a los operarios. Por ejemplo, la embotelladora de agua de mi comarca, tenía en plantilla a 200 operarios que han sido sustituídos por máquinas que sólo necesitan tres operarios para su mantenimiento y, se pasan su jornada laboral sentados ante un monitor. Luego pasa lo que pasa. La gente amargada porque no tiene trabajo. Paradójicamente, recuerdo hasta hace poco, como la gente se amargaba porque no paraba de trabajar. El ser humano tiene que estar activo y, si le cuesta ganarse el pan con el sudor de su frente mejor. Sí. Así es. Si lo tenemos todo fácilmente empezamos a preocuparnos por tener una casa mejor ó un coche mejor ó una bicicleta mejor, porque claro, lo que teníamos no tiene las mismas prestaciones y no hay derecho a tener una casa con tres dormitorios, cuando se puede tener cuatro, aunque nos sobren dos. La Culpa es del Gobierno. Bueno, me voy a trabajar un rato.
8 de octubre de 2013
Nada es constante.
La vida sin sentido ó el sentido de la vida. O lo tienes claro ó no. Me ha dado por retomar el tema sobre la felicidad, autoestima y otros que nos permitan vivir con alegría. Así que aquí estamos porque estamos aquí. Si llegas tarde y, encima te están reprochando que llegas tarde pierdes más tiempo todavía. Todo cambia. Nada es constante. Nos quejamos de que la monotonía nos aburre y nos deprime. Si embargo, cuando algo cambia y nos toca esa rutina nos quejamos también. No existe un término medio entre calidad y nivel de vida. La felicidad es efímera y dura lo que dura las sensaciones agradables que a veces con los recuerdos de los buenos momentos emergen y nos envuelven en un aura de esplendor. Todo pasa. El amor también. Todo es efímero, la felicidad más que nada. A decir verdad, nos quedan las cosas como el trabajo. Si estás a gusto en él mejor. Luis, catequista, decía que hay que ir a gusto al trabajo, deseando que fuese lunes para incorporarnos con alegría. Santificar el trabajo, nos hace merecedores de entrar en el Reino de los Cielos. Luego, comprobé que el tipo trabajaba sólo 4 horas diarias y lo ganaba bien...
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