Vamos a ver como puedo resumir en unas pocas líneas un pensamiento de juventud.
Cuando éramos jóvenes no éramos conscientes de muchas cosas y nos salían naturalmente. Nos estábamos autoformando para la madurez, situación ésta en la que no hacemos cosas de juventud pero tenemos mucha más experiencia para saber conscientemente lo que hacemos y lo que no. Quiero decir con ésto que éramos más naturales y dejábamos que las hormonas pensaran por nosotros. Gracias a Dios que ésto es así. Sin embargo, como consecuencia de ésto, los chicos podíamos perder a una magnífica novia por irnos un fin de semana con los amigos y enrollarnos con otra chica que no fuera la tuya habitual, y, que la tuya habitual te pillase en esa fiesta, porque, casualmente, también había ido con unas amigas y te pilla in fraganti.
Que le vamos a hacer, cosas de la vida, piensa uno, cuando tu novia habitual no te lo perdona. Más adelante conoces a otra chica, que será tu pareja definitiva. Esto es así, casualidad ó causalidad. Como he dicho siempre, no creo que dependa sólo de nosotros el camino que tenemos que recorrer. Nos encontramos desviaciones que irremediablemente debemos coger, por uno u otro motivo. Aunque al final vayamos a tener al mismo sitio, pero la carga con la que llegamos en nuestra mochila, no es ni mucho menos, con la que pensábamos cuando empezamos el trayecto.