8 de enero de 2013

Psicología del taxi.

Para los que no lo sepan he estado trabajando en el sector del taxi de Las Palmas de GC desde hace 20 años de manera intermitente. Bien, he aprendido mucho y me han ocurrido muchas anécdotas, que a medida que vaya recordando las iré colocando en esta entrada, pero me he puesto a escribir este articulillo en relación a un comentario de hace unos días en los que se habló de ciertos caracteres de las personas. Hay gente que sube al taxi, sólo para hablar con los taxistas, porque no tienen familia, amigos ó simplemente gente con quien conversar y, entienden que en este medio al conductor no le queda otra que tragarse lo que el pasajero quiera contarle. Sin entrar en detalles puedo contar que, son auténticos especialistas en reconocer al tipo de taxista que hay en el vehículo. No cogen el taxi en la parada, sino que esperan en alguna avenida de tránsito a que pase el idóneo. La víctima suele ser joven, entre 20 y 30 años ó mayor, entre 55 y 65. El razonamiento es muy simple. El joven lleva poco en el sector, es nuevo y con poca experiencia (también de la vida) y el mayor ya está cansado de todo y prácticamente se adapta al medio para no atacarse de los nervios y así el usuario puede despacharse a gusto.
Ejemplo práctico personal de taxista joven de unos 23 años.
* Buenas, me lleva a tal sitio... Pues parece que hoy va a llover...porque claro, mi marido me abandonó con 6 hijos...Todos los hombres sois iguales... Desgraciados...
Señora ya hemos llegado...
Y la señora dale que dale...
A todo ésto ya has parado el taxímetro. Todo lo que  cuente de más ya es dinero perdido. Un taxista maduro, experimentado, pone en práctica dos métodos. O no para el taxímetro ó manda a paseo al pasajero.
Aprovechemos la coyuntura, para comentar sobre otros tipos de  pasajeros.
Los mataos que se largan sin pagar, utilizando todo tipo de argucias, ó en el peor de los casos pies para que os quiero.
Los amargados que tocan los coj..., diciéndote que vas muy lento ó que  has cogido por otro sitio para cobrar más y, luego averiguas que han sido abandonados por su mujer ó han estallado el coche ó ambas cosas a la vez, y, si tienes paciencia y lo sabes llevar terminan derramando lágrimas y diciéndote que eres su mejor amigo, lo que debes aprovechar para cobrarle algo más por soportarlo. Ahora ya saben porqué los taxistas no son de fiar a la hora de cobrar la carrera, pero hay que estar ahí para entenderlo.
Los listillos ebrios pesados, que te cuentan que son mejores que nadie, como el que se subió una vez diciendo que era policía. Que justamente conocía al que iba delante en el coche patrulla, momento  que aprovecho para ponerme a la altura del vehículo policial, miro a los ojos del conductor, y, el agente me dice si ocurre algo, y el pasajero agacha la cabeza cambiando el color de la cara de rojo a morado pasando por el verde... No suele decir nada más, además te suelta un billete pequeño y no espera el cambio.