No he querido hacer alusión en el enunciado, al título del ensayo de Luc Ferry, sobre el que voy a redactar este artículo :
"Aprender a vivir". Me resulta un título vulgar para un ensayo tan estupendo, desde mi punto de vista.
Este autor, del que no tenía conocimiento hasta este momento, y que cayó en mis manos sin proponérmelo, me ha terminado de conmover en gran manera. Sobre el tema de referencia, claro está.
Nos insiste en vivir el presente. Nos dice que al morir pasamos a otro estadio que es el de seguir siendo parte del Cosmos, aunque sea en una mínima esencia, puestos que de todas formas tanta importancia tenemos vivos como muertos, desde el punto de visto del Universo.
Nos da un paseo por las distintas etapas de la filosofía. La antigua Grecia, la Cristiandad, el humanismo (el hombre como centro del Universo), Descartes (Con su famosa duda radical) , la Filosofía contemporánea (con Nietzche a la cabeza) ...
Nos recalca que la salvación se consigue una vez hayamos perdido el miedo a la muerte. Y a mí me tiene casi convencido, y no puedo afirmarlo al 100%, por si resulta que al final está equivocado, aunque con el recorrido que llevo a mis espaldas, creo que no.
Me encanta, aunque ya he hablado de ésto antes, cuando nos cuenta, que la religión cristiana se ha mantenido hasta nuestros días, porque necesitábamos creer en algo que nos diese un motivo para vivir como hemos venido haciéndolo hasta ahora, cara a la posteridad. Pero resulta que ya en el siglo XVII se dan cuenta, de que "casi todo" lo que nos ha vendido la Iglesia Cristiana ( y yo redundaría en la católica), se ha venido abajo.
De ahí todas las invenciones para mantenernos atados y con miedo, sobre una religión, que ya no se sostiene. E insiste en que la mayoría de los conflictos entre todos los seres humanos es culpa de las distintas creencias religiosas.
Sigo pensando que la figura de Jesús como revolucionario, nos ha valido y sigue valiendo en nuestra época, porque cambió radicalmente la mentalidad de muchos, sobre todos los más desvalidos, que se creían inferiores porque así tenía que ser.
Jesús nos enseña que la dignidad humana es igual para todos. Nos narra la parábola de la prostituta cuando iba a ser apedreada. Les recuerda a todos, que el que estuviese libre de culpa, tirase la primera piedra, y todos se marcharon, porque fuera de las normas impuestas, sabían que iban a ser jueces injustos con dicha acción.
Nos pone ejemplos de los distintos tipos de amor. Ninguno de ellos, aunque todos importantes, lo es tanto, como para afligirnos en caso de perderlos, puesto que no somos inmortales.
Nos habla del ser humano como el único ser antinatural por excelencia. Que inventa reglas de convivencia, porque de no ser así, nos destruiríamos y a nuestro entorno. De hecho, es un paso adelante y dos hacia atrás en algunos casos, los que nos mantiene sobre la Tierra. Si nos moviera el interés común y no nuestro propio ego, estaríamos completos y felices.
Para ello podríamos empezar limitando nuestra libertad allí donde empieza la de los demás.
Es necesario ejercitarse para ser el mejor, el más excelente, pero sobre todo, hace falta talento. Por tanto, el ser virtuoso no es el que alcanza cierto nivel por esfuerzos, sino el que funciona bien según su propia naturaleza y finalidad.
Bueno. Ahora toca hablar de filosofía contemporánea. ¿Adivinen a quien pone en la Vanguardia? Sí. A nuestro antiguo amigo Nietzche, al que no había manera de entender, en artículos precedentes, bajo ningún concepto. Bueno, hablo de mí, por supuesto. Hasta ahora.
Después de que nos dijesen que lo importante es el hombre, porque ningún Dios iba a venir a rescatarnos, así que morir por una creencia religiosa, ya no vale.
Después de que nos dijesen que tampoco las ideologías como el comunismo ó el nacionalismo (Patriotismos en resumen) eran motivos suficientes para dar un sentido a la vida, y darla por ellas, si fuese necesario, y en realidad, eran motivos, nuevamente, de disputas entre los individuos. En este caso, nos la habían colado porque el interés general primaba sobre el de los particulares.
Después de que nos jurasen que, aunque no fuese necesaria ningún tipo de policía en el mundo, porque aunque viviésemos en armonía, los unos con los otros, y todos fuésemos "buen@s" no íbamos a dejar de seguir pensando diferentes a otr@s y los "divorcios" continuarían...
Bueno, pues viene este tipo, y nos afirma que ya no se podrá volver a creer en las creencias de antaño. Rompe con todo. Porque no existe lo trascendente, que todo juicio es un síntoma, una emanación de la vida que forma parte de ella y nunca se puede situar más allá de ésta. O sea, no hay nada más allá de la realidad de la vida, ni por debajo, ni por encima, ni cielo, ni infierno, sólo ídolos, ficciones que nos hacen huir de la vida, en vez de volvernos contra ella.
¡Ñosss! ¿Cómo te has quedado?
Nos habla del ser humano como el único ser antinatural por excelencia. Que inventa reglas de convivencia, porque de no ser así, nos destruiríamos y a nuestro entorno. De hecho, es un paso adelante y dos hacia atrás en algunos casos, los que nos mantiene sobre la Tierra. Si nos moviera el interés común y no nuestro propio ego, estaríamos completos y felices.
Para ello podríamos empezar limitando nuestra libertad allí donde empieza la de los demás.
Es necesario ejercitarse para ser el mejor, el más excelente, pero sobre todo, hace falta talento. Por tanto, el ser virtuoso no es el que alcanza cierto nivel por esfuerzos, sino el que funciona bien según su propia naturaleza y finalidad.
Bueno. Ahora toca hablar de filosofía contemporánea. ¿Adivinen a quien pone en la Vanguardia? Sí. A nuestro antiguo amigo Nietzche, al que no había manera de entender, en artículos precedentes, bajo ningún concepto. Bueno, hablo de mí, por supuesto. Hasta ahora.
Después de que nos dijesen que lo importante es el hombre, porque ningún Dios iba a venir a rescatarnos, así que morir por una creencia religiosa, ya no vale.
Después de que nos dijesen que tampoco las ideologías como el comunismo ó el nacionalismo (Patriotismos en resumen) eran motivos suficientes para dar un sentido a la vida, y darla por ellas, si fuese necesario, y en realidad, eran motivos, nuevamente, de disputas entre los individuos. En este caso, nos la habían colado porque el interés general primaba sobre el de los particulares.
Después de que nos jurasen que, aunque no fuese necesaria ningún tipo de policía en el mundo, porque aunque viviésemos en armonía, los unos con los otros, y todos fuésemos "buen@s" no íbamos a dejar de seguir pensando diferentes a otr@s y los "divorcios" continuarían...
Bueno, pues viene este tipo, y nos afirma que ya no se podrá volver a creer en las creencias de antaño. Rompe con todo. Porque no existe lo trascendente, que todo juicio es un síntoma, una emanación de la vida que forma parte de ella y nunca se puede situar más allá de ésta. O sea, no hay nada más allá de la realidad de la vida, ni por debajo, ni por encima, ni cielo, ni infierno, sólo ídolos, ficciones que nos hacen huir de la vida, en vez de volvernos contra ella.
¡Ñosss! ¿Cómo te has quedado?